Están compuestos por paños gigantes de redes de colores que, tendidos y fijados entre árboles o soportes artificiales, crean superficies sobre las que los usuarios pueden andar, saltar y trepar.
Son fabricadas con polipropileno o con poliamida (nylon) y la instalación puede elevarse desde 2m de altura hasta más de 12m.
Debido a que las redes son un sistema de seguridad en sí mismas, los usuarios pueden desplazarse de manera autónoma, libre y sin estar atados a nada ni usar arneses.
Esto reduce los costos de operación y explotación y convierte a los parque de redes suspendidas en una opción más rentable en comparación con los parques de aventura tradicionales.